Artículo I:
AFIRMAMOS que la única autoridad para la Iglesia es la Biblia, verbalmente inspirada, inerrante, infalible y totalmente suficiente y confiable.
NEGAMOS
QUE la Biblia sea
un mero testigo de la revelación divina, o que alguna porción de la escritura
este caracterizada por el
error, o por el efecto de la pecaminosidad
humana.
Artículo II:
AFIRMAMOS que la autoridad y suficiencia de
la Escritura se extiende a toda la Biblia y por lo tanto, que la Biblia es
nuestra autoridad final para toda doctrina y práctica.
NEGAMOS que alguna porción de la Biblia sea usada con el propósito de desmentir la veracidad o confiabilidad de cualquier otra parte de ella. Además, negamos algún esfuerzo para escoger un canon dentro del canon, por ejemplo, poner las palabras de Jesús en contra de las escrituras de Pablo.
Artículo III:
AFIRMAMOS que La Verdad siempre sigue siendo
un tema central para la Iglesia, y que la iglesia debe resistirse al encanto
del pragmatismo y concepciones posmodernas de la verdad como sustitutos de la obediencia
a la pretendida verdad comprendida de la Escritura.
NEGAMOS que la Verdad es solamente un
producto de cimentación social, o que la verdad del Evangelio pueda ser
expresada o basada en cualquier cosa que no sea la total confianza de la
veracidad de la Biblia, la historicidad de los eventos bíblicos y la habilidad
del lenguaje para transmitir una verdad entendible en forma de frases. Además,
negamos que la Iglesia pueda establecer su ministerio en un fundamento
pragmático, técnicas de mercadeo actuales, o la moda cultural contemporánea.
Artículo IV:
AFIRMAMOS
el carácter central
de la predicación expositiva en la iglesia y la necesidad urgente de recuperar
la exposición bíblica y la lectura pública de las Escrituras en la reunión de
iglesia.
NEGAMOS
que la adoración
que honra a Dios pueda marginar o descuidar el ministerio de la palabra como se
manifiesta a través de la exposición y la lectura pública. Además, negamos que una iglesia desprovista
de una verdadera predicación bíblica pueda sobrevivir como una iglesia
evangélica.
Artículo V:
AFIRMAMOS
que la Biblia revela
que Dios es infinito en todas Sus perfecciones y así verdaderamente
omnisciente, omnipotente, sin tiempo y auto existente. Además, afirmamos que Dios posee perfecto
conocimiento de todas las cosas pasadas, presentes y futuras, incluyendo todos
los pensamientos humanos, hechos y decisiones.
NEGAMOS que el Dios de la Biblia sea de alguna manera limitado en términos de conocimiento, poder o cualquier otra perfección o atributo, o que Dios tenga limitada en cualquier forma sus propias perfecciones.
Artículo VI:
AFIRMAMOS
que la doctrina de
la Trinidad es un testimonio cristiano esencial de la realidad ontológica (o
del Ser) del único Dios verdadero en tres Personas Divinas, Padre Hijo, y
Espíritu Santo, cada uno, de la misma Sustancia y Perfección.
NEGAMOS la pretensión de que la Trinidad no es doctrina esencial, o que la Trinidad puede ser entendida solamente en la economía Divina o como categoría funcional.
Artículo VII:
AFIRMAMOS que Jesús Cristo es Verdadero Hombre y Verdadero Dios, en perfecta unión sin dilución, ni confusión a través de Su Encarnación y ahora eternamente. También afirmamos que Cristo murió en la cruz como sustituto por los pecadores, como un sacrificio por el pecado, y como propiciación de la Ira de Dios hacia los pecadores. Afirmamos la muerte, sepultura y resurrección de Cristo como esencial en el Evangelio. Además, afirmamos que Jesús Cristo es Señor sobre Su Iglesia, y que Cristo reinara sobre el Cosmos entero como cumplimiento del propósito de la gracia del Padre.
NEGAMOS que el carácter sustitutivo de la
expiación de Cristo por el pecado, pueda
no comprometerse o negarse sin que traiga lesiones graves al Evangelio y
repudio de este. Además, negamos que
Jesús Cristo es visible solamente en la debilidad, en vez de, en poder,
Señorío, o Reinado Real, o por el contrario, que Cristo es visible sólo
en el poder y nunca en la debilidad.
Artículo VIII:
AFIRMAMOS que la salvación es toda de la
Gracia, y que el Evangelio nos es
revelado en doctrinas que fielmente exaltan el propósito soberano de Dios de
salvar los pecadores y en Su determinación salvar Sus redimidos solo por
gracia, a través de la Fe solamente, solo en Cristo, para Su sola Gloria.
NEGAMOS que cualquier enseñanza, sistema
teológico, o medios de presentar el
Evangelio, que nieguen la importancia de la Gracia de Dios como un regalo de
favor inmerecido a los pecadores, en Cristo, pueda ser considerada doctrina
verdadera.
Artículo IX:
AFIRMAMOS
que el Evangelio de
Jesús Cristo es el medio por el cual Dios trae la salvación a Su pueblo, que a
los pecadores se les manda creer en el Evangelio, y que la iglesia esta
comisionada a predicarlo y enseñarlo a todas las naciones.
NEGAMOS que el evangelismo pueda ser reducido a algún programa, técnica, o manera de mercadeo; además negamos que la salvación pueda ser separada del arrepentimiento hacia Dios y la Fe en nuestro Señor Jesús Cristo.
Artículo X:
AFIRMAMOS
que la salvación
viene a aquellos quienes verdaderamente creen y confiesan que Jesús Cristo es
Señor.
NEGAMOS que hay salvación bajo cualquier otro nombre, o que la fe salvadora pueda tomar otra forma que la creencia consciente en el Señor Jesús Cristo y Sus Actos Salvíficos.
Artículo XI:
AFIRMAMOS
la continuidad del
propósito de salvación de Dios y la unidad Cristológica de los pactos. Además, afirmamos una distinción básica entre
la ley y la gracia, y que el verdadero
Evangelio exalta el trabajo expiatorio de Cristo como el consumado y perfecto
cumplimiento de la ley.
NEGAMOS que la Biblia muestre cualquier otro medio de salvación diferente de la aceptación por gracia de Dios de los pecadores en Cristo.
Artículo XII:
AFIRMAMOS
que los pecadores
son justificados solamente a través de la Fe en Cristo, y que la justificación
solamente por Fe, es esencial y central para el Evangelio.
NEGAMOS que cualquier enseñanza que minimice, niegue, o confunda la justificación por fe solamente, pueda ser considerada verdad para el evangelio. Además, negamos que cualquier enseñanza que separe la regeneración y la fe, sea una verdadera representación del evangelio.
Artículo XIII:
AFIRMAMOS
que la justicia de
Cristo es imputada a los creyentes por decreto de Dios solamente, y que esta justicia imputada a los creyentes
a través de la fe solamente, es la única justicia que justifica.
NEGAMOS que tal justicia sea ganada o merecida de cualquier forma, que se infunde en el creyente en cualquier grado, o que se realiza en el creyente por otro medio que no sea la fe sola.
Artículo XIV:
AFIRMAMOS
que la forma de
discipulado cristiano es congregacional y que el propósito de Dios es evidente
en las congregaciones evangélicas fieles, cada una mostrando la gloria de Dios
en las marcas de la auténtica eclesiología.
NEGAMOS que cualquier cristiano pueda
verdaderamente ser un fiel discípulo aparte de la disciplina de la enseñanza,
comunión, y responsabilidad de una
congregación de condiscípulos organizados como una iglesia evangélica. Además, negamos que la Cena del Señor pueda
administrarse con fidelidad aparte de la práctica correcta de la disciplina de
la iglesia.
Artículo XV:
AFIRMAMOS
que las congregaciones
evangélicas son para trabajar juntas en cooperación voluntaria y humilde, y que el espíritu de comunión de las
congregaciones evangélicas dé testimonio de la unidad de la iglesia y de la
Gloria de Dios.
NEGAMOS que la lealtad a alguna denominación o comunidad de iglesias pueda tener prioridad sobre las afirmaciones de la verdad y la fidelidad al Evangelio.
Artículo XVI:
AFIRMAMOS que la Escritura revela un patrón
de orden complementario entre hombre y mujer,
y que este orden es en sí mimo un testimonio al evangelio ya que es el
regalo de nuestro creador y redentor. También afirmamos que todos los
cristianos son llamados a servir dentro del cuerpo de Cristo; y que Dios le ha
dado al hombre y la mujer papeles importantes y estratégicos dentro del hogar,
la iglesia, y la sociedad. Además, afirmamos también que el liderazgo en
la iglesia se asigna sólo a los hombres que son llamados de Dios en el
cumplimiento de la enseñanza bíblica y que los hombres han de conducir sus
hogares como esposos y padres que temen y aman a Dios.
NEGAMOS que la distinción de papeles entre hombre y mujer revelados en la Biblia, sea evidencia de mero condicionamiento cultural o una manifestación de la opresión masculina o prejuicio contra la mujer.
También negamos que esta distinción Bíblica de papeles excluya la mujer de un ministerio significativo en el reino de Cristo. Además, negamos que cualquier iglesia pueda confundir estos asuntos sin dañar el testimonio del Evangelio.
Artículo XVII:
AFIRMAMOS
que Dios llama a Su
pueblo para desplegar su Gloria en la reconciliación de las naciones dentro de
la iglesia, y el placer de Dios en esta reconciliación es evidente en la
reunión de creyentes de toda lengua, tribu,
pueblo y nación. Reconocemos que
la asombrosa magnitud de injusticia contra los afroamericanos en el nombre del
Evangelio presenta una oportunidad especial para desplegar el arrepentimiento,
perdón, y restauración prometida en el Evangelio. Además, afirmamos que el cristianismo
evangélico en América tiene una responsabilidad única de demostrar esta
reconciliación.
NEGAMOS que cualquier iglesia pueda aceptar
prejuicios raciales, discriminación o división sin traicionar el Evangelio.
Artículo XVIII:
AFIRMAMOS
que nuestra única,
segura y confiada esperanza está en la promesa cierta y segura de Dios. Así nuestra esperanza es una esperanza
escatológica fundada en nuestra confianza de que Dios traerá todas las cosas a
la consumación, en una forma que traerá mayor gloria de su propio nombre, mayor
preeminencia a Su Hijo, y mayor alegría
para su pueblo redimido.
NEGAMOS que hayamos de encontrar la realización final o
felicidad en este mundo; o que el propósito final de Dios para nosotros sea
encontrar simplemente una vida más significativa y satisfactoria en este mundo
caído. Además, negamos que cualquier
enseñanza que ofrece sanidad y prosperidad como promesas aseguradas de Dios en
esta vida, puedan ser consideradas un verdadero evangelio.
Además,
hermanos, os declaro el evangelio que os prediqué y que recibisteis y en el
cual también estáis firmes; 2 por el cual también sois salvos, si lo retenéis
como yo os lo he predicado. De otro modo, Creísteis en vano. 3 porque en primer
lugar os he enseñado lo que también recibí: que Cristo Murió por nuestros
pecados, conforme a las Escrituras; 4 que fue sepultado y que Resucitó al
tercer Día, conforme a las Escrituras; 1 Corintios 15:1-4
6 vi a otro ángel que volaba en medio del cielo, que Tenía el evangelio eterno para predicarlo a los que habitan en la tierra: a toda nación y raza y lengua y pueblo. 7 decía a gran voz: "¡Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio! Adorad al que hizo los cielos y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas. Revelación 14:6-7
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